El Triángulo Del Buceo Mexicano
Se considera como el triángulo del buceo mexicano a Alfonso Arnold Miranda como el pionero de la actividad turístico recreativa del buceo y por sus hallazgos arqueológicos submarinos como Jefe de Exploración Submarina del CEDAM (Club de Exploraciones y Deportes Acuáticos de México) en los cenotes de Chichén Itzá y Chan Santa Cruz, así como diversos pecios localizados en aguas del Caribe Mexicano como el Tweed, “La Nicolasa” del Adelantado de Yucatán Francisco de Montejo, el “Matanceros” conjuntamente con Sir Roberts Marx, posteriormente identificado como Nuestra Señora de los Milagros, así como la dirección conjunta con su hermano Reginaldo de Aqua Mundo de Acapulco, la primera empresa de buceo turístico de la República Mexicana. Fue Jefe de buceo en aguas mexicanas del buque oceanográfico “Calypso” que comandaba el investigador submarino Jacques Cousteau.
A Ramón Bravo le corresponde la segunda mención, ya que hasta la fecha no ha sido superado en la filmación o grabación de los documentales submarinos en aguas mexicanas, siendo de destacar los correspondientes a los tiburones y sus ataques, ente los que destaca “La Cueva de los Tiburones Dormidos” cercana a Isla Mujeres en donde intervinieron científicos de la talla de la Dra. Eugenne Clark (Ocean Scripts Institute) y Jacques Cousteau (Museo Oceanográfico de Mónaco), así como sus reportajes sobre la emigración de la langosta y la trágica muerte de Apolonio Castillo, Primer Comandante del Comando Submarino de la Armada de México, ocurrida en Acapulco por un accidente de descompresión.
Ambos fueron certificados en el ejercicio de su profesión por quien cierra el vértice triangular del Buceo Mexicano Edwin Corona y Cepeda, no solo el Primer Instructor mexicano certificado internacionalmente, sino además Presidente Fundador de la Federación Mexicana de Actividades Subacuáticas, única entidad representativa reconocida nacional e internacionalmente del buceo mexicano y desde donde promueve la creación de novedosos deportes relacionados con este como el Nado con Aletas, el Nado con Aparatos, la Orientación Subacuática, las competencias de apnea, la Cacería Submarina, la Búsqueda del Tesoro y las Habilidades Subacuáticas, estableciendo los primeros records nacionales de cada una de estas actividades competitivas.
1973 Un año Clave para las Actividades Subacuáticas en México.
Enero, Nace la Asociación de Actividades Subacuáticas del Distrito Federal.
Abril, Cambia el nombre por el de Asociación de Actividades Subacuáticas del Valle de México(Agrupando a los Clubs de Puebla y Morelos).
Mayo, Se unen las escuelas de San Luis Potosí y Jalisco(Guadalajara),por lo cual cambia el nombre por el de Asociación Mexicana de Actividades Subacuáticas.
Se extienden las primeras credenciales avaladas por esta Asociación.
Agosto, el entonces Secretario General de la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas, M Jacques Dumas pone de manifiesto la necesidad de que la naciente Asociación Mexicana de Actividades Subacuáticas cuente con un reconocimiento Internacional.
Octubre, El instructor Edwin Corona y Cepeda asiste al Congreso Mundial de Actividades Subacuáticas en Londres, gestionando la petición de que la Asociación Mexicana de Actividades Subacuáticas sea reconocida por la CMAS.
Nace la FEDERACIÓN MEXICANA DE ACTIVIDADES SUBACUATICAS FMAS con el reconocimiento Internacional de la CMAS.
“La creación de la Federación Mexicana, representativa de la actividad submarina y subacuática dentro del territorio nacional y ÚNICA reconocida a nivel nacional por la CODEME, no hubiera sido posible de llevar a efecto sin la colaboración decidida y participativa de personajes del medio oficial como el Profr. José García Cervantes, el Sr, Mario Vázquez Raña, el Profr. Sandalio Sáenz de la Maza, el Ing. Luis Kasuga Osaka, la Maestra Lily Schlutter y el Profr. Juárez, Manuel Mondragón y Kalb y el Arq. Francisco Olivo y tantos otros que le tendieron la mano, mientras que en el ámbito internacional, gracias a la intervención del Ing. Mauricio Porraz fue contundente la simpatía con la que Jacques Cousteau, Jacques Dumas y Pierre Perraud vieron a la naciente Federación.”
“No he de omitir, tampoco, la valiosa colaboración del Lic. Adolfo “Ito” Vázquez Romero, Raúl Pardo, Ing. Aurelio Reyes Torres, Dr., Miguel Guzmán Peredo, Alfonso Mancilla Castell, Víctor Minor, Carlos Ríos Duran, Alfredo García Hahn, Benito González Ángulo, Javier González, David Corona, Alfonso Gómez, Fernando Rosado, Miguel Fernández, Gustavo Meza, Gabriel Nayar y tantos otros, cuyo nombre a mi memoria escapa, pero de quienes conservo grato recuerdo.”
“Huelga también un reconocimiento a los clubs fundadores como Buceadores Mexicanos, el Grupo de Exploraciones Submarinas (GESA), el Grupo de Recuperación e Investigaciones Submarinas (GRIS), Aquamundo, Grupo Alpino y de Investigaciones Subacuáticas (GAISA), el Grupo de Rescate Acuático de la Cruz Roja Mexicana, el Comando Rojo del H. Cuerpo de Bomberos y el EBESA SAHOP.
En cuanto a las Delegaciones Estatales, en primer término menciono a los Acuanautas de Puebla y sus “gatitos” Evelio Rodríguez, Rubén Álvarez, José Jaime Rojas, Christian Siruguet y Manuel Campomanes, cuyo ejemplo fue seguido por la “perrada” de Acapulco con “Poncho” Arnold, Sergio Castillo, “Lico” Carranza, “Toño” Pintos, Ángel Vázquez, Marco Antonio “ El Babaloca” Adame, Hilario Medina “El Perro Largo”, “Panalito” y el Teniente Rafael Vilchis con los elementos del Comando Submarino, mientras en Zihuatanejo Carlo Durand y Salomón Bustos impulsaban y se la “rifaban” en la práctica del buceo en esa zona. No debo dejar tampoco dejar de mencionar a Herón Altamirano Vidales y Juvencio Martínez de San Luis Potosí, ni de Irma Beltrán y Sergio Caballero de Jalisco, Fernando Rosado y Claudio Lamprecht en Mérida, Luis Concha en Progreso, Gonzalo Estrada y “Lalo” Moreno en Veracruz, “Goty” Beutelstacher en Chiapas, Gabriel Nayar y José Luis Moreno Colunga en Cozumel, Guillermo Galdi y Chito Pacheco en Tamaulipas y tantos otros que abrieron las fronteras de ese mundo de color azul profundo, como lo hicieron Alfonso Bárcenas y Roberto Monsiváis en el D.F..
Años más tarde, en 1974, siendo Presidente Fundador de la Federación Mexicana de Actividades Subacuáticas (FMAS), quien esto escribe y a proposición del Dr. Miguel Guzmán Peredo, por aquel entonces Director del Comité Científico de la naciente FMAS, se llevó a cabo, en el seno de la misma, la creación del Departamento de Arqueología Subacuática, cuya titularidad recayó en la pasante de arqueología Pilar Luna Erreguerena, siendo su instructor de buceo el Lic. Alfonso “Poncho” Pérez Munguía.”
Un poco más tarde, a mediados de 1975, el Instructor de los Acuanautas de Puebla, Christian Siruguet, contando con el valioso apoyo del Rector de la Universidad Veracruzana, Dr. Salvador Valencia Carmona, así como el de su Secretario Académico, Arq. Alejandro Mendoza, impartió un curso de buceo, encaminado principalmente a entrenar a los estudiantes de la carrera de Arqueología en este plantel educativo. Dicho curso se llevó a cabo en las instalaciones deportivas de ese plantel y se efectuaron inmersiones en la Laguna de Alchichica, de donde se rescató un metate de probable procedencia náhuatl y en la inmersión marina cercana a la Isla de Sacrificios se localizó un plato y un vaso de alabastro, de indudable origen pre hispánico, que, por un tiempo, los vi en exhibición en el Museo de Xalapa.
Recuerdo, entre los diversos alumnos que certificó Siruguet, muy en especial al Arqueólogo Ramón Arellano (E. O.), quien me invitó a participar en una investigación sobre los popolucas por el área de Los Tuxtlas y grande fue nuestra sorpresa al observar, que para la localización de los nidos de “acamayas” utilizaban un primitivo visor confeccionado con un cristal redondo, al que habían adosado un faldón de hule de una cámara de llanta. Ramón, a quien recuerdo con grato cariño, posteriormente fue un gran apoyo, ya que radicaba en la Villa Rica, de mi exaltación filosófica en Quiahuixtlán, edificación prehispánica a la que denominé como el Tulum veracruzano y también me apoyó en la búsqueda de las naves de Hernán Cortés. Creo que su valiosa ayuda, más que una recíproca colaboración por la enseñanza submarina, fue un verdadero testimonio de amistad. Descanse en paz.